Todas nuestras salidas los sábados (habitualmente), con las rutas que hacemos y las crónicas posteriores correspondientes, relatadas por alguien con "don de palabra".



jueves, 28 de octubre de 2010

Crónica WHISLER

Máxima espectativa. Es la ruta esperada. Es la ruta deseada. Es, por fin, EL WHISLER.

Atrás queda todo un año de entrenamiento en El Pardo incluso a temperaturas bajo cero, atrás queda el salto a Hoyo de Manzanares, acercamiento a la Sierra de Guadarrama, que nos licenció con sus bajadas muy empinadas llenas de piedras, atrás quedan caidas y heridas preocupantes. Todo mereció la pena. Llegó el doctorado en la Sierra de Madrid.

No era el mejor día para afrontarla. Dani venía de entrenar una Duatlon el día anterior con Jose -que no pudo venir por circunstancias- y no las tenía todas consigo. Yo estaba convaleciente de una semanita de gripe que me había dejado medio "baldao", pero habia mucha ganas y el tiempo parecía que nos iba a acompañar.

No quedamos pronto. A las 9'30h en Cercedilla. Como ya conocemos la subida a la Fuenfría por la carretera de la República que es larga y aburrida -pero con muy buenas vistas- nos montamos el "trapi" de dejar un coche en la estación y subir en el otro hasta el parking de las Dehesas con el objetivo de ahorrarnos unos cuantos kilómetros basura, que además son cuestarriba y en frío. Dani instala su flamante cámara de video en el manillar pero parece ser que no viene muy preparado y no hay pilas. Algunos tramos grabará con la poca carga que queda.

Enfilamos Fuenfría p'arriba adoptando un buen ritmo constante con lo que nos plantamos pronto en el puerto. A partir de aquí, empieza lo interesante.

Juan nos había advertido de no hacer el camino Smith en sentido Fuenfría-Navacerrada porque había bastante desnivel en contra, pero obviamente, hacemos caso omiso y atacamos el camino desde su principio. Empezamos con rampas de subida que nos hacen ir cogiendo altura que merman nuestras fuerzas después de la subidita pasada al puerto. Pronto se nivela el camino y pasamos a una fase más disfrutona de subeybajas, dentro de lo que se puede disfrutar en un camino que ha sido "arreglado" con unas piedras/rocas puesta en plan chicane seguramente para preservar a los caminantes de las progresiva invasión de Bikers. Entre "holas" y "gracias" y tras ser preguntados por un niño -cestita en mano- si habíamos visto setas, llegamos a los pies del Escaparate acusando más esfuerzo del esperado.

Vemos pasar una maratón donde los participantes pasan a toda ostia por el puerto, y decidimos que no descansamos y que seguimos "palante" buscando la estación de tren de Navacerrada, punto de comienzo de la bajada a Cercedilla. Cruzamos vías ante la mirada del Jefe de Estación y nos plantamos ante el comienzo de el Whisler. Por fín empieza lo bueno.

Yo me pongo protecciones. Coderas y rodilleras/espinilleras que estreno para la ocasión.

Adrenalina ON, miedo OFF, horquillas UP, sillines DOWN, culo BEHIND... y ¡para abajo! 3Km. de sendero con al principio buena pendiente con sus maravillosos pedrolos para saltar, pasos plagados de raíces para disfrutar, arboles caídos para sortear y pequeños arroyos para vadear en un entorno espectacular de pura naturaleza abrumadora. (inciso para Juan: si el camino Smith te gustó, ni se acerca al espectáculo de esta ruta que se puede hacer a pie, siempre de bajada aunque un poco más complicada).

Aunque el camino sigue, en un punto el GPS nos indica que nos desviémos hacia la izquierda, osea, arroyo de la Fragüilla hacia el Calvario. Nos espera una buena cuesta y decidimos parar para reponer fuerzas (platano, manzana y agua), que ahora sí apetece. Brillo en los ojos y sonrisa de oreja a oreja. De momento el día va mereciendo la pena.

Retomamos la ruta de subida, que se nos hace penosa hasta llegar al Ventorrillo donde empieza la conocida y temida trialera del Miedo. Poco más de un kilómetro de bajada con bastante desnivel, bastantes (muchas) piedras graníticas sueltas llenas de aristas que impiden mantener un ritmo rápido y con una caida por nuestro lado derecho que justifica el nombre de la trialera. Aún así, divertida, hasta llegar a su mitad donde empiezan unas zetas imposibles, muy cerradas, defendidas por unos pedrolos que esperan que te atrevas para sacudirte, y que nos obligan a echar pie a tierra.

Llegamos sanos y salvos tras una bajada pedregosa y rápida hasta un espectacular mirador donde se contempla el embalse de Navalmedio arrimado a Cercedilla. Otra vez nos impregnamos de las vistas y los olores...

A partir de este punto, una serie de sendas rápidas, cancelas para abrir y cerrar y final en Cercedilla en el punto opuesto a la estación donde está el coche.  Atravesamos el pueblo y en la Plaza Mayor, como no puede ser de otra forma porque así lo ordenan los estatutos del Club Bikers & Beers, nos sentamos en una terracita para pedir a la sudamericana de turno, unas jarritas de cerveza con limón (como también mandan los estatutos).
MISIÓN CUMPLIDA. Día redondo. El Whisler ha caído.

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